La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
La vida de muy temprano, me reta todos los días.
El mundo, el escenario, para salir a pelear.
Lucha bien despareja. Justicia, palabra vieja.
De pronto, como del cielo, siento una voz resonar,
Que me comienza a cantar:
Buscad primero el Reino de Dios,
El Reino y su Justicia.
Y lo demás, sólo vendrá, no desesperes, escucha
Buscad primero el Reino de Dios,
El Reino y su Justicia.
Y lo demás sólo vendrá. Aleluya, Aleluya.
Corrientes 348, y el tango sigue sonando.
La pena de mi condena, no la puedo superar.
Busco, y no te encuentro. Llamo, y no me atienden.
Me duermo, y nuevamente, siento esa voz resonar,
Como del cielo bajar:
Buscad primero el Reino de Dios,
El Reino y su Justicia.
Y lo demás, sólo vendrá, no desesperes, escuchá a Papá.
Buscad primero el Reino de Dios,
El Reino y su Justicia.
Y lo demás sólo vendrá. Aleluya, Aleluya.
OE OE OE OH, Buscad primero el Reino de Dios.
OE OE OE OH, Buscad el Reino de Dios.
OE OE OE OH, Buscad primero el Reino de Dios.
OE OE OE OH, Buscad el Reino de Dios.
Buscad el Reino de Dios.
Buscad el Reino de Dios.
Yeah, seek the Kingdom.
Yeah, seek the Kingdom...