La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
El zamarreo me produce una sana fricción.
El codazo fue certero, esta vez dolió.
¡Hey forasteros! ¿Tienen algo para dar?
No tenés idea man, a quien acabás de chocar.
No para la locura, alguien lo va entender, el velo cae.
Vean, vean lo que pocos pueden ver.
Vean, vean, ese muro puede caer.
Vean, vean, este loco puede hablar.
Vean, vean, ese paralítico saltar.
¿Quién fue? ¿Quién vio? ¿Quién ha hecho esto?
Dicen fueron esos dos, pero falta el resto.
A este tipo le conviene que no te levantes.
Este zamarreo me está gustando más que antes.
No para la locura, alguien lo va entender, la urgencia no me apura.
Vean, vean lo que pocos pueden ver. Vean, vean, ese muro puede caer.
Vean, vean, este loco puede hablar. / Vean, vean, ese paralítico saltar.
No tengo plata, ni oro, pero lo que tengo te doy.
No tengo plata, ni oro, pero lo que tengo te doy.
Vean lo que pocos pueden ver.
Vean, vean, ese muro puede caer.
Vean, vean, este loco puede hablar.
Vean, vean, ese paralítico saltar.
Ese paralítico saltar.