La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
De nuevo en la city del bien y el mal,
de nuevo en la calle como puñado de sal.
Llevando la carga, cargando el amor,
no hay dulce que valga para cambiar tu sabor.
El día vuela, la noche me muestra su dolor,
no cambiaré lo quieras o no.
De nuevo en la city del bien y del mal,
de nuevo en la calle pisando donde no estás.
Y si es el ojo del huracán el que me quita el sueño,
una bandera por levantar a corazones sin dueño.
El día vuela, la noche me muestra su dolor,
no cambiaré lo quieras o no.
Vuelo, siento, sopla viento, quiero hoy.
Quiero que te vengas y me vuelvas a dar,
quiero que me des el amor.
Por eso quiero que te pares en la roca otra vez,
quiero todo tu corazón.
Quiero que te vengas y me vuelvas a dar,
quiero que me des el amor.
Por eso quiero que te pares en la roca otra vez,
quiero todo tu corazón.