La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Amaneció,
hay que salir otra vez a la cancha.
El cuerpo da,
pero no aguanta con tanta avalancha.
El miedo está,
y no sabes si termina el partido.
Yo quiero paz,
para ablandar este pecho dolido.
Y toda la hinchada gritará:
"Abajo los palos, arribas las manos y el gol!!..
Y yo solo quiero un poco más,
porque con empate no alcanza para ser campeón.
Y la monada pide:
¡Quiero más!. Pide: ¡Quiero más!. Pide: ¡Quiero más!
Ahh!.
Y la monada pide: ¡Quiero más!. Pide: ¡Quiero más!
Pide: ¡Quiero más!. Ahh!
Yo quiero paz, aunque parezca que soy loco suelto.
Modernidad que se olvidó lo que somos por dentro.
Queremos paz, pero no la que se firma en tratados.
Quiero tu paz, como señal que seguís a mi lado.
Y toda la hinchada toda gritará:
"Abajo los palos, arribas las manos y el gol!!.
Y yo solo quiero un poco más,
porque con empate no alcanza para ser campeón.
Y la monada pide: ¡Quiero más!. Pide: ¡Quiero más!
Pide: ¡Quiero más!. Ahh!. Y la monada pide:
¡Quiero más!. Pide: ¡Quiero más!. Pide:
¡Quiero más!. Ahh!