La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Cómo decirte, mujer, que nuestro libro
Antes de tú y yo nacer, ya estaba escrito
Ay, cómo explicarte, mujer, lo inexplicable
Porque las cosas de Dios, no las entiende nadie
Aún no te imaginaba
Y ya te necesitaba
Ya eras parte de mi vida
Y ni siquiera lo sabía
Si estás conmigo y yo contigo
No fue el destino el que nos cruzó el camino
Si estás conmigo y yo contigo
Los dos juntitos, porque Dios así lo quiso
Cómo decirte, mujer, que mi costilla
Antes de tú y yo nacer, ya no era mía
Lo que te puedo decir, cariño mío
Antes el amanecer vivía solito
Aún no te imaginaba
Y ya te necesitaba
Ya eras parte de mi vida
Y ni siquiera lo sabía
Si estás conmigo y yo contigo
No fue el destino el que nos cruzó el camino
Si estás conmigo y yo contigo
Los dos juntitos, porque Dios así lo quiso
Deja que tu alma desnude
Ante la Luna y las nubes
Deja que mi alma te cuide
Tú me cuidas a mí (tú me cuidas a mí)
Y yo te cuido a ti
Si estás conmigo y yo contigo
No fue el destino el que nos cruzó el camino
Si estás conmigo y yo contigo
Los dos juntitos, porque Dios así lo quiso
Si estás conmigo (si estás conmigo)
Y yo contigo (y yo contigo)
Los dos juntitos
Porque Dios así lo quiso