La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Afortunados
Los que nos abrimos paso
En la tempestad;
Partimos siempre de improviso
Buscando un
Refugio en el mar.
Como nubes solitarias
Entre un sol caliente
Y un huracán;
Caminando entre la gente
Buscamos complicidad.
Quizás tú
Quizás tú... sólo tú
Me digas que son verdad,
Esta emoción que nos atrapa
Y no nos deja dormir.
Yo necesito saber por qué...
Uh ... late el corazón,
Su martillar me ahoga...
Oh no
Entre sueños que se esfuman
Veo pasar las horas.
Uh! ah! cómo late el corazón,
Y no lo detendrá la noche.
Uh! ah!, es el único sonido
Que me acompañará,
Hasta el refugio en el mar...