La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Baja a dios de las nubes
Llévalo a la fábrica donde tu trabajas
Quita a Dios del madero y
Grábalo dentro de tu corazón
Saca a Dios de los templos
Donde lo encerraron hace tantos años
Déjalo libre en las plazas y
También en el mercado del pueblo
Porque Dios no es un Dios muerto
Y si pensáis que Él está muerto
Equivocados, equivocados, equivocados estáis
Ayer hablé con Él y le note un tanto triste
Hoy hable con Él me dijo solo estoy
Porque hay muchos
Hombres que hablan en Su nombre
Pero no le dejan hablar a Él
Porque hay muchos hombres
Que se reunen en Su nombre
Pero no le dejan entrar a Él
Porque hay muchos hombres
Que hablan en Su nombre
Pero no le dejan hablar a Él
Hablar a Él, hablar a Él