La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Padre, escucha hoy mi ruego
Escucha hoy mi canto envuelto en oración
Yo, cansado del camino
Inclina hoy tu oído y préstame atención
Por un niño maltratado y destrozado su corazón
Por una madre angustiada, apuñalaron su corazón
Coro
Te pido un milagro, un milagro de amor.
Te pido un milagro, por un mundo mejor.
Padre dame hoy tu mano y toca al ser
Humano y sana el dolor.
De aquellos que aún no te conocen
Ignoran que tu existes, abrázalos señor
Por un mundo que se ahoga.
En el mar de la desesperación.
Maltratando sin licencia.
El futuro de un mundo mejor. ¡los niños!
Te pido un milagro, un milagro de amor.
Te pido un milagro, por un mundo mejor.
Te pido un milagro, un milagro de amor.
Te pido un milagro, por un mundo mejor.
Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya
Te pido un milagro, aleluya, un milagro de amor.
Aleluya te pido un milagro, aleluya, por un mundo mejor aleluya
Aleluya, aleluya.