La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Camino por las calles
Donde vivías tú
Donde te vi crecer
Donde te vi partir
Las hojas del otoño
Se preguntan por ti
Cuando nos acostábamos en el jardín
La distancia es larga para buscarte
Vivirás viajes interminables
Y al final de todo
Tu luz
Nunca se apagará, siempre estará en mí
Las luces de los faros
Se apagaron ya
La Luna llena no me quiere alumbrar
Me acuerdo que escuchabas
Canciones para ti
Las cosas que te dije bajo el árbol
La distancia es larga para buscarte
Vivirás viajes interminables
Y al final de todo
Tu luz
Nunca se apagará, siempre estará en mí
Uoh uoh
Y al final de todo
Tu luz
Nunca se apagará, siempre estará en mí