La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
¿Cómo no voy a alabarte
Si tu amor en mi derramaste hoy, mi Jesús?
¿Como no voy a admirarte
Si todo en mi conquistaste hoy, mi Jesús?
Cumples todo lo que prometes
Eres tan bueno, tan bueno
Eres castillo impenetrable
¿Cómo no voy a Alabarte?
(CORO) Vivo queriendo alcanzarte
Deseando abrazarte
Eres lo que necesito
Quiero con delirio amarte y ciegamente darte
Cada día de mi vida
¿Cómo no voy a aclamarte
Si el dolor en baile cambiaste hoy, mi Jesús?
Fuera de Ti no existo
Eres tan bueno, tan bueno
Estoy seguro en tus manos
¿Cómo no voy a Alabarte?
(Puente) Tu verdad me lanzo, a volar me enseño, no tendré temor
Tu amor conocí, realidad yo viví en mi corazón
Moriré al vivir, viviré al morir, confiare en Ti
Con ardor cantare, con pasión danzare solo a Ti Jesús
(SALIDA) Te exaltare con toda el alma
Te exaltare con toda el alma