La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Desde que te perdí
No ha tenido paz mi corazón
Y los días son más grises sin ti
Y no puedo calmar el dolor,
He tenido más de una ilusión
Y las fui desojando cual flor
Pues ninguna supera tu amor
Y el recuerdo me mata al pensar,
Que alguien logre tu boca besar
Que alguien quiera robarme tu amor
Como un loco me pongo a pensar
Y los celos me matan,
Que jamás volverás hacia mí
Que jamás tus caricias tendré
Y tú sigues muy dentro de mí
Estampada en mi alma,
He tenido más de una ilusión
Y las fui desojando cual flor
Pues ninguna supera tu amor
Y el recuerdo me mata al pensar,
Que alguien logre tu boca besar
Que alguien quiera robarme tu amor
Como un loco me pongo a pensar
Y los celos me matan,
Que jamás volverás hacia mí
Que jamás tus caricias tendré
Y tú sigues muy dentro de mí
Estampada en mi alma.