La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Las palabras perfectas para decir adiós. La única forma de pedir perdón. Dejé el mundo atrás y construí estas paredes y me prometí jamás regresar.
Yo no pude cumplis (mis promesas) y enterrés mis ilusiones, por no podes vencer (mis demonios). Voy a hundirme acá, con tus anclas en mi cuello.
Quizá jamás pueda evitar la nostalgia. Esta es mi vida encerrada entre escombros. La historia que jamás voy a contar.
En verdad esto se siente tan mal. La desesperación desgarra mi garganta. No puedo continuar con esta soga al cuello, no puedo continuar... perdón.