La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Mi Maximo Amor Sebastián Golluscio
Mi máximo amor
Mi historia y pasión, mi gran galardón
Mi fuego interior
Mi entrega total, mi agua y mi pan
Mi corona es Jesús
Gastaré mi vida en él
Y triunfante cantaré
¡Cantaré, cantaré!
Un himno de gloria
Cantaré al Dios de mi historia
Mi máximo amor
¡Gritaré, gritaré!
Él es mi victoria
Gritaré, mi máxima gloria
Es Cristo mi rey