La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
En la piedra crece una flor,
en la noche sale mi sol,
una luz nueva en mi interior,
esperanza pa' mi corazón.
Gritos de pueblo andando,
cultura que el río llevó,
huellas que han sido borradas,
que el viento no las recordó,
y una whipala flameaba,
colores de la rebelión,
una whipala flameaba,
con colores de la rebelión.
Ahora que pasas y no los ves,
ahora que pasas y no los miras,
parece que ya te olvidaste ,
de que sus raíces crecieron acá,
quisieron y no pudieron,
siempre fallaron al intentar,
los ecos de nuestras voces se unieron,
gritándole al viento que puede pasar.
Que en la piedra crezca una flor,
que en la noche salga tu sol,
que una luz nueva en tu interior,
de esperanza pa mi corazón.
Gritos de pueblo andando,
cultura que el río llevó,
huellas que han sido borradas,
que el viento no las recordó,
y una whipala flameaba,
colores de la rebelión,
una whipala flameaba,
con colores de la rebelión.