La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
María abrazaba fuerte al niño que había dado a luz
Iba al templo a dedicarlo y su nombre era Cristo Jesús
Y cuando entraron al templo Simeón de gozo gritó
Sus ojos volvieron a ver y llorando proclamó
¡Mis ojos han visto en su rostro salvación
Estas manos han tocado la divina bendición
Mis oídos oyeron a Dios y Él no tuvo ni que hablar
Yo ya estuve en el cielo sin salir de este lugar
Yo también estuve ciego así como Simeón
Un día me hablaron de Cristo y lo invité a mi corazón
El también abrió mis ojos y de gozo puedo gritar
¡Jesucristo entró a mi vida y lo voy a proclamar!
¡Mis ojos han visto en su rostro salvación
Estas manos han tocado la divina bendición
Mis oídos oyeron a Dios y Él no tuvo ni que hablar
Yo ya estuve en el cielo sin salir de este lugar
Yo ya estuve en el cielo sin salir de este lugar