La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Cuando el viento la toca
La flauta la delira
Y sopla para ver la nube
Dulce de algodón
Instrumentos así con voz de menta
Ay que mentira
Es polvito mágico
No puede que ilusión
Pero el viento pega fuerte y desparrama todo
Chocolate con confites, goma de mascar
Gota a gota, la miel
Melodía se volvió
Nota a nota, serenata
Un día fue de amor
Mas que un sonido es un sueño
Dulce un bombón
Mas que un don es sueño así
Dulce como un budin