La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Mis sueños quedan en la almohada
Y nunca pasan de la sala
Quedan inmóviles sus alas
Casi se muere la esperanza
Estoy muy lejos de alcanzarlos
Mejor desisto y me retiro
Coro 1
No puedes darte el lujo de vivir
en ese diluvio de mentiras
que te asesinan
Pierdes el rumbo de tus sueños
Si ni siquiera luchas por alcanzarlos
Pero que pena
No puedo permitir tal cosa
Ya soy inmune a la derrota
Sigo a delante hacia la meta
Creo en mis sueños, ¡Qué belleza!
Dios cree en mí y eso me basta
No me retiro, nadie me para
Coro 2
Ya superé todos mis miedos
Tengo bajo control mis sentimientos
Ya no me rindo
Y voy siguiendo el rumbo de mis sueños
Ya no se quedan en la almohada
Ya tienen alas