La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Me viene el gran torrente de barro y sal
Viene y llena de duda mi corazón
Sigo esperando y nada
Trae este caudal naciente
Ni una luz el camino pa’despenar
Tengo el rio más bravo dentro de mí
A veces de mis ojos lo veo nacer
Sigo a remada limpia
Ay contra la corriente
Y me llena el recuerdo de aquellos días del alizar
Quisiera causes nuevos
Brazos del norte hacia al sur
Donde al abrir las aguas de orilla a orilla
Tierra mojada
Cause profundo
Decir saberes
Saber decir
Ser ese rio que suena
Trazar mi huella firme
Volver siempre mi rio
Siempre volver