La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Se busca un corazón, dispuesto a darse por entero
Dispuesto a ser siempre sincero, al cometer algún error
Se busca un corazón, que cuando rinda una alabanza
Salga directo desde el alma, y anhele ser adorador
Que sepa escuchar la voz, del señor cuando le habla
Y sin importar cual sea el llamado él obedezca esa palabra
Un corazón que ponga en alto su nombre
Un corazón que le ame y le honre
Un corazón que vaya donde Dios mande
Y sin importar donde
Un corazón dispuesto a humillarse
Y darle toda la gloria al más grande
Un corazón dispuesto a ser instrumento
De amor en el mundo entero
Que anhele llenarse de paz por completo
Se busca un corazón
Se busca un corazón que sepa distinguir los tiempos
Y sepa cuando ser violento para alcanzar la bendición
Oh oh oh oh
Que sepa escuchar la voz del señor cuando le habla
Oh oh oh
Y sin importar cual sea el llamado él obedezca esa palabra