La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Me fortalezco en jesucristo y en
El poder de su fuerza
Trajeron frente al fuego
A los amigos de daniel
Por orden de nabucodonosor
Entrando en el horno
Alguien se les presentó,
Estaba junto a ellos el señor,
Su fortaleza
Testificaba esteban
Lleno de gracia y de poder
Por lo que arremetieron contra él
Y dijo: He aquí veo en los cielos
A jesús, sentado a la diestra
De mi dios, y por su sangre