La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Fue algo así como lluvia en tierra seca
Un rayo de luz de repente en mi oscuridad
Fue algo así como estar en cadena perpetua
Y una mañana escuchar te doy libertad
Y siendo un vil pecador hoy como en tu mesa
Sólo tu gracia le basta a mi corazón
Altísimo señor en mi bajeza
Me has mirado y me has tendido la escalera de tu amor
Tu perdón me puso alas ¡Oh mi Dios!
Altísimo señor entre mis sombras
Tu palabra alumbró a mi corazón
Fue algo así como estar en el abismo más hondo
Y unos segundos después sobre las nubes volar
Fue algo así como ser un peregrino cansado
Que toca la puerta y le dicen: Te tengo un lugar
Y siendo un vil pecador hoy como en su mesa
Sólo tu gracia le basta a mi corazón
Altísimo señor en mi bajeza
Me has mirado y me has tendido la escalera de tu amor
Tu perdón me puso alas ¡Oh mi Dios!
Altísimo señor entre mis sombras
Tu palabra alumbró a mi corazón