La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Dicen que somos tan solo instantes
Y eso nunca lo entendí
Que todo es más simple si es constante
Y eso nunca lo creí
Me sobran razones
Para dar la vuelta y desaparecer
Y aunque a veces pase a visitarte
No me vas a ver volver
Oh oh oh
Te saludo me despido y digo adiós
Oh oh oh
Tengo mi guitarra de la mano de tu voz que más pedir
Sigue en pie el deseo de irme de mochilera por Madrid
Y de nada me aferro
No encontré mejor remedio que soltar
No bajes a tierra lo que vuela si no sabe caminar
Oh oh oh
Lo que ves es lo que llevo y lo que soy
Oh oh oh
Oh oh oh
Te saludo me despido y digo adiós
Oh oh oh