La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Porque me falta la fuerza para quitarme de en medio,
Porque la voz se me quiebra cuando quiero dar consejos,
Porque nunca estoy seguro de si lo que quiero es bueno,
Porque desde niño he sido un perseguidor de sueños,
Por eso estoy aquí, por eso estoy aquí.
A veces me pone triste saberme callar a tiempo
Y tengo la lengua rota de tanto morder silencios.
A veces digo "quisiera" pero se lo lleva el viento
Y me siento ajeno a un mundo que ni me entiende ni entiendo.
Pero yo sigo aquí, pero yo sigo aquí.
A veces arrimo el hombro y a veces escurro el bulto
Y mi droga es el trabajo, la familia y algún libro.
Y siempre tengo un buen amigo que da buenos consejos:
"preocúpate de tus cosas y manda el resto a paseo".
Pero yo sigo aquí, pero yo sigo aquí
Porque no tengo valor para coger un fusil (*)
Y recomponer las cosas y hacer un mundo feliz,
Porque me hicieron así, porque no tengo por qué
Y me da vergüenza ser izquierdista de café.
Por eso estoy aquí, por eso estoy aquí.