La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Tienes el control de mi corazón
Me puedes subir al cielo y bajar, solo tú
Tienes el control de mi corazón
No puedo ni dar un paso por mi voluntad
Encadéname
Con sonrisas y caricias encadéname
Acelera mis latidos un poquito más
Tienes el control de mi corazón
Ni siquiera sé el día ni el mes en que estoy
No me importa, me conformo con tenerte una noche más
Apurémos el ahora, luego Dios dirá
Con sonrisas y caricias encadéname
Acelera mis latidos un poquito más
Tienes el control de mi corazón
Me puedes subir al cielo y bajar, solo tú
Tienes el control de mi corazón
No puedo ni dar un paso por mi voluntad
Por ahora
Necesito de tu aliento para caminar
A tu lado vivo y muero, no preciso más
Tienes el control de mi corazón
No puedo ni dar un paso por mi voluntad