La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
No sé qué tienes tú
Qué tienen tus miradas
Qué tienen tus palabras
Que estoy enamorada
No sé qué tienes tú
Qué tiene tu sonrisa
Que sabe a mar y a brisa
Y empuja de prisa mi loco el corazón
Si me miras, me hablas, me mimas
Y susurras, sonríes, suspiras
Soy tu esclava si
Tú te acercas, me abrazas, me besas
Y tus manos dibujan caricias, no
Soy dueña de mí
No sé qué tienes tú
Qué tienen tus mentiras
Que empiezas a decirlas
Y ya estoy convencida
No sé qué tienes tú
Que me has robado el alma
Y lo que ayer fue calma
Es pura tormenta, será que siento amor
Si me miras, me hablas, me mimas
Y susurras, sonríes, suspiras
Soy tu esclava si
Tú te acercas, me abrazas, me besas
Y tus manos dibujan caricias
Soy tu esclava, si
Tú me miras, me hablas, me mimas
Y susurras, sonríes, suspiras
Soy tu esclava si
Tú te acercas, me abrazas, me besas
Y tus manos dibujan caricias
Soy tu esclava si
Tú te acercas, me abrazas, me besas
Y tus manos dibujan caricias
Soy tu esclava, si
Tú me miras, me hablas, me mimas
Y susurras, sonríes, suspiras