La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Si ayer te ame hoy te he olvidado
No me importa seguir
Si ayer llore hoy no te extraño
Yo no quiero sufrir
Ya! No me mientas
No ya no finjas mas
De tus cuentos me aburrí, oh no!
Ya! No lo intentes
No, ya no ruegues más
Me prefiero yo sin ti.
Que sabes tu de lo que es el amor
Si no sabes amar (no, no sabes amar )
Que sabes tu de lo que es el amor
Si en ti no hay ninguna verdad.
Ninguna verdad
Ninguna verdad ( que sabes, di que sabes )
Ninguna verdad ( que sabes, dime que sabes )
Me equivoque, no te lo niego
Me confíe de ti lo se
Y es que ya ves fui víctima en tu juego
Con el fuego de tu piel.
Ya No me mientas...