La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Imaginaste un mundo y lo llamaste amor
A una mujer, un cuerpo y una voz
Una cara así, un algo especial...
La imaginaste como tu mitad.
Pero fue como un volcán que transformó todo tu ser
Rompió tus esquemas y no supiste qué hacer.
Y ella fue quien te mostró un mundo nuevo de color,
sus juegos, sus reglas y jugasteis los dos.
Imaginaste un cuento y lo llamaste amor
Ella tu personaje, tu el autor:
Quiéreme así, déjate guiar...
La imaginaste como tu mitad.
Pero fue como un volcán que transformó todo tu ser
Rompió tus esquemas y no supiste qué hacer.
Y ella fue quien te mostró un mundo nuevo de color,
sus juegos, sus reglas y jugasteis los dos.