La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
La alegría del Evangelio, llena siempre el corazón
y la vida de los hombres que se encuentran con Jesús
El nos salva y nos libera, del pecado y del dolor,
y nos invita a la fiesta, para compartir su amor
Y somos una Iglesia Misionera, que anunciando a Cristo va.
Su Palabra arde en nosotros, no la podemos callar
Una Iglesia de testigos, que se pone a caminar
con la alegría, la fiesta y los gestos de amor,
de un Dios que quiere al hombre salvar (2)-(do)
Una Iglesia en salida, que se atreve a primerear
y a buscar al excluido, para así sus pies lavar.
Salgamos a los caminos, bajémonos del balcón.
Solo con olor a ovejas, ellas oirán su voz Y somos
Acudamos sin demora, a quien alejado está;
demostrémosle que Cristo, vino a misericordiar.
Tanta cara de vinagre, ya no debemos tener,
pues Jesús nos quiere alegres callejeros de la fe
(Gracias a Ariel por esta letra)