La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Reina japonesa, no sé a dónde estás
Sé porque te alejas, porque me haces mal
Si no buscas nada, nada va a pasar
Vas de madrugada, todos duermen acá
Despiertame
Antes de irte
Despidete
No sé si vuelva
Otra vez
Reina japonesa, dejas la ciudad
Sé porque te alejas, porque te hago mal
Ya no busco a nadie, en esta ciudad
Reina japonesa, no sé donde estás