La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Todo empezó en una cruz
Donde un hombre murió y un Dios se entregó
Silenciosa la muerte llegó
Extinguiendo la luz que en un grito se ahogó
Viendo su faz de dolor
Una madre lloró y su amigo calló
Pero siendo una entrega de amor
Su camino siguió y en algún otro lado
Una luz se encendió
Siendo hombre, amigo, esclavo y maestro
Siendo carga pesada, profesor y aprendiz
Entregó hasta su cuerpo en el pan y en la vid
Desde entonces lo he visto caminar a mi lado
A ese Dios que se humilla y muere por
mi
Es la barca en mi playa, el ruido del silencio
Que se acerca a su hijo y me abraza feliz
Que se acerca a su hijo y me abraza feliz
Viendo un humilde calvario
Con rostro cansado soporta la cruz
Y al verme rezando a sus pies
Se olvida de Él, me toma en sus manos
Y me acoge otra vez
Siendo fuego, paloma, el agua y el viento
Siendo niño inocente, un Padre y Pastor
Hoy acepta mi ofrenda, es mi vida Señor
Desde entonces lo he visto caminar a mi lado
A ese Dios que se humilla y muere por mi
Es la barca en mi playa, el ruido del silencio
Que se acerca a su hijo y me abraza feliz
Que se acerca a su hijo y me abraza feliz
Y si ahora yo acepto esta cruz
Es por esa persona, ese Dios
Es por Cristo, Jesús
Desde entonces lo he visto caminar a mi lado
A ese Dios que se humilla y muere por mi
Es la barca en mi playa, el ruido del silencio
Que se acerca a su hijo y me abraza feliz
Que se acerca a su hijo y me abraza feliz