La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Anoche quise protegerme las espaldas de tu ausencia
De ese sable milenario que enloquece las cabezas
Un golpe seco de guitarra me animaba la impaciencia
Y todo el cielo y las estrellas animaban mi tristeza
Suelen las noches maltratar con todo caudal tu distante amor
Anoche el tiempo se detuvo frente a mi marchito traje
Acaso vi que lentamente aún la tierra se movía
Y yo miraba entre neblinas que mojaban mi paisaje
Cómo arrastraba mi infortunio a ocupar el nuevo día
Suelen las noches desnudar la fingida faz de serenidad
Ayer en la noche aseguraba a latigazos que te amo
Y altas murallas imprecisas sonreían felizmente
Cada pisada que tú impulsas guarda por los que quedamos
Dispuestos a continuar por la vida renovadamente
Supo esta noche lo que yo tengo que aceptar con el corazón
Supo esta noche lo que yo tengo que aceptar con el corazón