La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
En la plaza de toros todos están fascinados
Porque han venido a ver la matadora
Y saben que va ser la campeona
Mira la matadora
Aquí esta la campeona
Mira la matadora
Aquí esta la campeona
Y con su baile de capa
Cautelosa enfurece al toro.
Matadora enfurece al toro
En el camerino esperan turno los otros toreros
Y el odio se siente en el aire
Porque conocen bien la matadora
Y saben que va ser la campeona
Y con su baile de capa
Cautelosa entierra la espada
Matadora ha tumbado al toro
Mira la matadora
Aquí está la campeona
Mira la matadora
Aquí está la campeona