La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Al mirar tus ojos puedo ver como a pleno sol.
Es la razón que llevo,
dentro de mi canción.
Es la calma y es la tempestad,
el principio y el final.
Ese papel en blanco,
todo por dibujar.
Si la lluvia no puede mojar,
es el amor que sobra.
Si la noche no puede soñar,
es el amor que sobra.
Si la angustia no quiere vivir,
toda una vida sola.
Si las sombras no pueden tapar,
todo el amor que sobra.
(Todo el amor que sobra)
El silencio me dice otra vez,
que no diga nada más.
Todo está por suceder,
lo mejor por comenzar.
Si la lluvia no puede mojar,
es el amor que sobra.
Si la noche no puede soñar,
es el amor que sobra.
Si la angustia no quiere vivir,
toda una vida sola.
Si las sombras no pueden tapar,
todo el amor que sobra.
Quiero que hoy me esperes,
yo te pasaré a buscar.
Esta noche nos debemos una victoria más.
Si la noche no puede soñar,
es que tu amor me sobra.
Si la angustia no quiere vivir,
toda una vida sola.
Ay, las sombras no pueden tapar,
todo el amor que sobra.
Todo el amor que sobra.