La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Tiene razón, el me buscará
Tiene razón, el me encontrará
Pero el corazón, nunca me termina de engañar
Ooohhh, ja
Tiene razón, su promesa está
Tiene razón, el la cumplirá
Pero el corazón, nunca me termina de engañar
Y en la soledad, duele más
Y en la soledad
Camaleones que, siempre cambian de color
Espejitos que, brillan como el oro
Y parce que, evitarlo no podre
Vuelvo a tropezar, con la misma piedra
Y tiene razón
Tiene razón, me perdonará
Tiene razón, el me esperará
Pero el corazón, nunca me termina de engañar
Y en la soledad, duele mas
Y en la soledad
Otra vez, me arrepiento
Por perder, tanto tiempo
Todo mal, lo que me pasa
Por estar, fuera de casa
Camaleones que, siempre cambian de color
Espejitos que, brillan como el oro
Si te vuelvo a ver, evitarlo al fin podre
Y no tropezar
Con la misma, misma, misma piedra