La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Aquel señor, que ustedes ven
Caminar cada día con paso más lento
El mismo aquel que por perder
Su libertad del campo hay está en el pueblo
Triste se ve, sin trabajar
Pues jornaleando construyo toda su vida
Lo que ganó, no le alcanzó
Pa’ ser un rico, pero siempre hubo comida
A ese señor le debo todo lo que soy
Pues, aunque pobres a la casa no entro el hambre
Por eso todas las mañanas pido a Dios
Que lo bendiga y ojalá nunca me falte
Ese señor de pelo blanco
Que gran orgullo siento porque él es mi padre
Aquel señor, que un día fue
Joven y fuerte más que cualquiera en la vida
Que envejeció, con la labor
Solo por brindarle un futuro a su familia
Nunca falló como barón
Por darme todo sus manos se han lastimado
Solo una vez, se enamoró
De mi bendita madre que hoy está a su lado
A ese señor le debo todo lo que soy
Pues, aunque pobres a la casa no entro el hambre
Por eso todas las mañanas pido a Dios
Que lo bendiga y ojalá nunca me falte
Ese señor de pelo blanco
Que gran orgullo siento porque él es mi padre