La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Corazón, pródigo
Regresa hoy, a tu padre
En casa hay, libertad
Un dulce hogar, para todos
Desde lejos tú me ves
Y tú corres hacia mí
Aquí estoy, otra vez
Y yo corro a tu encuentro
Aquí estoy completo
En tu abrazo yo encontré
Lo que siempre anhele
Y yo corro a tu encuentro
Aquí estoy completo
En tu abrazo yo encontré
Lo que siempre anhele
Salvador pródigo
Por mí dejó, a su padre
Al mundo infiel, él fue fiel
Herido fue por nosotros
De la tierra se levantó, a casa nos regreso
Aquí estoy, otra vez
Y yo corro a tu encuentro
Aquí estoy completo
En tu abrazo yo encontré
Lo que siempre anhele
Y yo corro a tu encuentro
Aquí estoy completo
En tu abrazo yo encontré
Lo que siempre anhele
Oh oh oh
Oh oh
Oh oh oh
Oh oh
De la tierra me levanté
A casa regresaré
Aquí estoy, otra vez
Desde lejos tú me vez
Y tú corres hacia mí
Aquí estoy, otra vez
Y yo corro a tu encuentro
Aquí estoy completo
En tu abrazo yo encontré
Lo que siempre anhele
Y yo corro a tu encuentro
Aquí estoy completo
En tu abrazo yo encontré
Lo que siempre anhele
Y yo corro a tu encuentro
Aquí estoy completo
En tu abrazo yo encontré
Lo que siempre anhele