La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Los pastores a Belén
Corren presurosos
Llevan de tanto correr
Los zapatos rotos
Ay, ay, ay, qué alegres van
Ay, ay, ay, si volverán
Con la pan, pan, pan
Con la de, de, de
Con la pan, con la de
Con la pandereta y las castañuelas
Un pastor se tropezó
A media vereda
Y un borreguito grito
¡Este aquí se queda!
Ay, ay, ay, qué alegres van
Ay, ay, ay, si volverán
Con la pan, pan, pan
Con la de, de, de
Con la pan, con la de
Con la pandereta y las castañuelas
Los pastores a Belén
Casi, casi vuelan
Y es que de tanto correr
No les queda suelas
Ay, ay, ay, qué alegres van
Ay, ay, ay, si volverán
Con la pan, pan, pan
Con la de, de, de
Con la pan, con la de
Con la pandereta y las castañuelas
Ay, ay, ay, qué alegres van
Ay, ay, ay, si volverán
Con la pan, pan, pan
Con la de, de, de
Con la pan, con la de
Con la pandereta y las castañuelas